Que esta edición del Giro dejaría huella por su dureza, ya se sabía. Muchos puertos de montaña, una contrarreloj llana que decidirá la “corsa rosa”, una cronoescalada de casi 13 kilómetros, carreteras de tierra y mucho más. Pero nadie podía imaginar que la vuelta a Italia 2011, la misma que hasta hace unos días todos aplaudían como el recorrido más bonito de una carrera por etapas en muchos años, se caracterizaría por las polémicas sobre la seguridad de los ciclistas. Sobretodo después de que una caída causara, el pasado lunes, la muerte del corredor belga Wouter Weylandt.
Parece claro que si los corredores salen por la mañana preocupados más por como evitar caerse que no por pelear por la victoria, las caídas seguirán afectando al “gruppo”. Ayer fue el holandés Slagter a protagonizar la que ya ha sido bautizada como la "caída del día". Afortunadamente a pesar de la espectacularidad de la dinámica, las consecuencias para el ciclista de la Rabobank no han sido graves.
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